El cazador y el viejo

Cizombi nyi kaxinakaji

​Un Cazador salió de caza, y tras recorrer el bosque durante mucho tiempo no encontró ningún animal que le gustase. Encontró un animalito que se conoce como “Mukhondo” y que le serviría únicamente para aprovechar su piel.

En ese instante vio humo. Cuando se acercó para comprobar qué era, se encontró con una cabaña. Decidió acercarse más para saber si estaba habitada. Mirando hacia el interior, vio a un Viejo secando la carne que había conseguido cazando en la selva.

El Viejo, al ver al hombre acercándose, le ofreció una buena carne, le dio la bienvenida y le preguntó:

—¿Qué haces en mi territorio?

A lo que el hombre respondió:

— Estoy de caza.

Se puso a llover, y el Viejo lo invitó a entrar en la cabaña. Cuando escampó lo envió al riachuelo para buscar agua para cocinar. Él no dijo nada, cogió su lanza y el animalito que traía y los dejó en el suelo para ir a buscar agua.

Cuando se marchó el Cazador, el Viejo cogió el animalito y le quemó la piel. El Cazador no tardó mucho en venir con el agua. Miró donde había dejado la lanza y el animalito, y se dio cuenta de que estaban quemados. Sin embargo no dijo nada, como si nada hubiese pasado.

El Viejo esperaba la reacción del Cazador, pero como este no dijo nada, él tampoco abordó el asunto.

Un poco más tarde, le preguntó al Cazador:

— Hace unos días que escucho en la aldea a la gente decir: “coge, coge, coge” ¿Sabes qué es lo que sucede?

Él le respondió:

— Desde que llegué también yo lo he oído, pero no sé de qué se trata.

Un poco más tarde el Viejo le dio otro recado. Esta vez lo mandó a recoger leña. Sin tardanza, le trajo los leños. Volvió a mirar donde estaban sus cosas y vio que estaban intactas.

El Viejo le preguntó de nuevo:

— Al anochecer oigo que dicen: “hehye-wo, hehye-wo”. ¿Por qué?

Él respondió:

— Yo también los estoy oyendo ahora mismo, pero no sé lo que es.

El dueño de la cabaña le ordenó que cocinase un pirão y él así lo hizo. Después comieron juntos y fueron a acostarse.

El Viejo, viendo que el Cazador le obedecía siempre, se convenció de que era un hombre leal pues hacía todo lo que le pedía sin miedo y sin sospechas. Por este motivo pensó que era muy obediente y honesto.

Unos días más tarde, el Cazador pensó que ya era hora de volver a casa. Entonces, informó al Viejo de que tenía que volver a su casa.

El Viejo, esta vez preparó dos cestos de carne seca y se los ofreció al Cazador.

Hay que respetar a los mayores y a los padres de los demás como si fuesen nuestros propios padres.

Moraleja: La obediencia crea respeto y confianza en los superiores /adultos.