El zángano

Ngara nya gole guhodza

​En una cierta familia de cuatro hermanos, el padre era latitudinario y tenía mucho ganado bovino. Uno de los hermanos no aceptaba pastar el ganado familiar. Cuando llegó el momento de casarse, era necesario proceder a la ceremonia de Lobolo. Consultados los hermanos, ninguno se ofreció para dar ganado al hermano rebelde.

El hermano, a punto de casarse, vivía distante de la casa de los padres. Oyó decir que había una barbacoa en la casa de éstos y, sutilmente, apareció, rodeado de algunos amigos. Esta situación embarazó a sus hermanos, ya que se trataba de un encuentro que incluía a los restantes hermanos que participaban en la actividad pastoral. Ninguno de ellos se predisponía a servir carne de vaca al hermano “zángano”. A ellos no les importaba servir verduras al hermano, pero jamás carne de vaca, para castigarlo por no gustarle esa tarea.

Después de la intervención del padre, el hermano desobediente reconoció su error y se ofreció para pastar el ganado. A partir de ahí, tuvo derecho a la carne de vaca y a usar aquel ganado de la familia para su matrimonio.

Moraleja del cuento: debemos respetar los consejos de nuestros padres y de los adultos, corriendo el riesgo de que seamos estigmatizados por la sociedad. “La obediencia honra y glorifica”.