El cangrejo y la serpiente

Ò lòkà lè bappà

​Se cuenta que en aquel lugar había dos personas. Una se llamaba cangrejo, la otra se llamaba serpiente.

Se hicieron amigas. Vivían en la misma casa, pero el cangrejo era quien iba más días a la finca.

De la finca se traía la comida, la cocinaba y comían. Al día siguiente volvía a la finca.

Un día, el cangrejo dijo a su amiga la serpiente: “amiga, me siento mal. Vete tú hoy a la finca”. La serpiente le respondió: “esto no es lo que acordamos”.

Una hambruna azotó aquellas tierras. Ante la situación, la serpiente y el cangrejo se sentaron para tratar de cómo podrían enfrentarse a la escasez de alimentos. “Tenemos tubérculos, pero nos falta la salsa”.

En la primera ocasión el cangrejo ofreció uno de sus diez dedos. Lo comieron. En otra ocasión ofreció otro dedo. Lo comieron. Y así sucesivamente, hasta quedarse sólo con los dos dedos grandes.

Entonces el cangrejo dijo a su amiga, la serpiente: “no puedo dar los dos dedos que me quedan. Nos hemos comido todos los pequeños, si nos comemos estos dedos grandes que me quedan, no podré ir a la finca a buscar la comida, nos moriremos de hambre”.

Ante esta situación, el cangrejo dijo a la serpiente: “al menos por hoy aporta tú también algo”. La serpiente respondió: “¿Qué voy a dar?”. El cangrejo replicó: “Podemos comer tu cola”. Cortaron la cola de la serpiente, la cocinaron y la comieron.

Al día siguiente, cuando el cangrejo se iba a la ,nca, dijo a la serpiente: “Amiga, me voy a la finca.

Vuelvo enseguida. Espérame”. Cuando regresó llamó a su amiga: “¡Serpiente, serpiente, ven a ayudarme a bajar la carga!”. La serpiente no venía. “¡Amiga, ven a ayudarme a bajar la carga. Pesa mucho, ya ves que sólo tengo dos dedos, con ellos no puedo bajar solo la carga”

La serpiente no llegaba. Echó la cara al suelo. Al entrar en casa, encontró a la serpiente muerta:

“¡Húúú… amiga, te has muerto por un solo día que te he comido, te has muerto!”. Entonces el cangrejo entonó la siguiente canción:

“Serpiente, serpiente,

Cuando te comías mis dedos te alegrabas.

Por un sólo día que te he comido, te has muerto”.

De ahí el origen de la enemistad entre la serpiente y el cangrejo; y el siguiente dicho bubi:

“Cuando veas una serpiente, no tengas miedo. Con un golpecito de machete, morirá. Inspira miedo, pero no es fuerte”.

Versión española El cangrejo y la serpiente