El rey de las aves

A hosi ya tinyanyana

​Érase una vez, hace mucho tiempo, en la época en la que surgieron los animales y las aves. Todos los animales tenían sus jefes. Los animales de la selva eran gobernados por el León, pero las aves no tenían quien las gobernase.

Se reunieron en asamblea y se preguntaron quien debía ser el rey de las aves. Se deliberó entonces que el rey debía ser un ave con cuernos. Buscaron y pensaron que podía ser el búho. Uno de los presentes dijo:

— Cuando miramos al Búho, realmente parece que tiene cuernos.

Apenas se difundió la noticia, todas las aves dijeron:

—¡Oh! ¡El rey tiene cuernos! ¡El rey tiene cuernos!

Al rey no le gustó que se afirmara que tenía cuernos. Por eso, promulgó una ley que decía que quien fuese encontrado diciendo ¡El rey tiene cuernos!, caería en desgracia; sería metido en la cárcel y condenado a muerte. A partir de ahí, todos andaban con miedo de decir que el rey teniá cuernos, aunque fuese verdad.

Así, un ave resolvió dirigirse al local donde los arboles se entrelazan. Cuando el viento sopla, esos árboles emiten un sonido ‘nchwee… nchwee… nchwee’, producido por la fricción de sus troncos unos contra otros. De repente, el ave gritó: ¡El rey tiene cuernos! ¡El rey tiene cuernos! Después se fue. El grito salió y fue absorbido por los árboles. Y siempre que el viento soplaba, se oía el eco diciendo: ¡El rey tiene cuernos! ¡El rey tiene cuernos!

Cuando el rey quiso saber junto a sus súbditos quien había dicho que el rey tenía cuernos, aquella ave continuaba diciendo:

—¡Je! ¡Je! Yo lo oí en aquel árbol, allí, que ¡el rey tiene cuernos! ¡Si lo quieren oír, podemos ir hasta allá!

Fueron hacia el local y cuando llegaron, esperaron que el viento soplase. Todas las aves prestaron mucha atención. Cuando el viento empezó a soplar con más fuerza, mientras pasaba entre los arboles haciendo ‘nchwee…nchwee…nchwee’ decía: “¡El rey tiene cuernos!” “¡El rey tiene cuernos!” Entonces toda la gente lo oyó, y salieron de allí diciendo:

—¡Ésta no tiene la culpa, pues todos lo oímos y a partir de hoy, sabemos que el rey tiene cuernos!

Al regresar decidieron lo siguiente:

—¡Tu, Búho, debes ser nuestro rey, porque en realidad, tienes cuernos!

Y, así, el Búho fue escogido para ser el rey de todas las aves.

Un día, el rey salió de viaje para visitar otras aves de otro lugar, ya que los reyes acostumbran visitarse mutuamente. Así, pidió que fuese escogida un ave para cuidar de él, peinarlo, cuidar su ropaje, supervisarlo todo durante aquel viaje.

Cuando llegó el ave escogida, empezó a cumplir sus obligaciones con el rey. Al mirar el lugar de los cuernos, confirmó que, en realidad, no eran cuernos sino plumas. En aquel momento, el ave tuvo miedo de divulgar lo que había descubierto. Otro día, decidió subirse a un árbol y empezó a cantar:

—¡Je! ¡Je! ¡No son cuernos los del rey; son plumas! … ¡Son plumas! ¡Los cuernos del Búho son plumas! … ¡Son plumas!

Cuando las otras aves oyeron la canción, se aproximaron y supieron la verdad. Más tarde convocaron a todas las aves para que el rey Búho fuese expulsado y destituido de su cargo.

Al ser agredido por las otras aves, el Búho se escondió en el bosque. Permaneció allí durante mucho tiempo, lo que hizo que hasta hoy, el Búho, que en esa época era el rey, no aparezca a la luz del día, pero sí por la noche, porque en el caso en que apareciera de día, sería inmediatamente agredido por haber engañado a todas de aves.

Moraleja del cuento: Esta historia pretende darnos a conocer que, cuando escogemos a alguien, ya que en nuestros días escogemos dirigentes, debemos conocerlos muy bien, analizar su conducta, su honestidad y rectitud con el objetivo de elegirlos bien.