El elefante y el conejo

Theebo na namarokolo

​Érase una vez un elefante y un conejo. El conejo preguntó al elefante:

— Elefante, con ese tamaño –, ¿cuál es tu edad?

El Elefante respondió:

—¿Yo? Tú eres más joven que yo. Yo soy más viejo.

El Conejo comentó:

— Yo no soy joven. Nací hace mucho tiempo. Antes que tú.

— No. – Respondió el Elefante. – Soy más viejo. Yo nací poco después de la creación del mundo. – Presumió el Elefante.

Y el Conejo contestó:

—¡Hum! Cuando crearon el mundo yo ya había nacido.

— No. ¿Cuántos años tienes?

— No sé, pero cuando el mundo comenzó a tener césped yo ya había nacido. Era guardia del bosque.

El Elefante insistió:

— Eres joven. Eres un niño.

El Conejo lo negó:

— No. Nací hace mucho tiempo.

En vista de esta discusión, el Conejo comenzó a llorar. Lloró tanto, hasta que llamó la atención de otras personas que llegaron al sitio.

—¿Qué pasa señor Conejo? ¿Por qué está llorando? ¿Alguien le pegó?

El Elefante, ante la multitud, respondió:

— No, nadie le pegó –. Pero el propio Conejo puede aclarar los motivos de su llanto. Entonces, el Conejo dijo:

— Lo siento mucho. El Elefante dice que nació el año el que en el mundo comenzó a surgir césped, exactamente el año en que murió mi primer hijo.

Con esta explicación del Conejo quedó demostrado que el Elefante, aunque tenga gran tamaño, era más joven que el Conejo. Así, el Conejo fue nombrado rey de la población.

Moraleja del cuento: Este cuento nos enseña que ser grande no significa tener más edad. El tamaño no significa edad avanzada.